Noches enteras habían pasado hablando diciéndose mil y un tonterías. Él decía que ella era genial en todos los sentidos, ella le contestaba con cara de idiota que él era un encanto realmente adorable. Y así, el pequeño capricho que era al principio tenerle se hacía más grande. Ella en el fondo tenía miedo; no le gustaba enamorarse, y menos aún de alguien que tenía a alguien a quien querer.
Todo le resultaba confuso, todo parecía irle bien y de repente todo se liaba. Cada cosa que decía le resultaba extraña y su cabeza comenzaba a funcionar. Ya había momentos en los que deseaba verlo desesperadamente y otros en los que deseaba que desapareciese de la faz de la Tierra.
Aunque ahora lo único que debía preocuparle era ella misma y sus amigas. Todas iban vestidas a conjunto, con labios rojos detectables a kilómetros y ganas de pasárselo en grande. Y pensar que después de todo lo que había pasado y los distanciamientos volvían a estar juntas... nada más debía preocuparle. De ninguna de las maneras. Así que reescribamos desde el principio:
Último día de Carnaval en su ciudad, ella va arreglada, esperando ver a gente bebiendo, fumando, intercambiando saliva y pasándoselo como en su vida. Todo ocurre. Intenta distraerse y nada se lo impide, la música a todo volumen y los gritos de la multidud hacen que sus tímpanos retumben y sufran. Adorable y peligrosa sensación.
"Ya había momentos en los que deseaba verlo desesperadamente y otros en los que deseaba que desapareciese de la faz de la Tierra."
ResponderEliminarDios. Esa sensación.
Me encantó.
Un beso desde
'How can I get away from the demons in my head?