Juliet L. Armstrong. Ed. Juntos.

Hacía una bonita tarde de Martes 13. Las calles estaban oscuras, aunque iluminadas por un par de tristes farolas cada ciertos metros. Juliet salía nerviosa de su clase de guitarra; temblaba. Ed se había empeñado en verla, iba a ir a recogerla.
Juliet se acariciaba las manos y les echaba su aliento para mantenerlas calientes mientras daba saltitos de nerviosismo. Tras diez minutos, la silueta de Ed apareció al fondo de la calle. Parece ser que en ese momento al corazón de la pequeña se le antojó salir corriendo, y tras unos segundos de un pulso muy alto, bajó todo de golpe al sentir a Ed entre sus brazos y se dejó caer medio exhausta. 
-¿Quieres que vayamos a dar una vuelta?- Propuso Ed. 
Juliet aceptó sin pensar mucho; en esos momentos sólo le importaba acordarse de respirar. 
Dieron una pequeña vuelta por un parque cercano a la Escuela de Música. Allí, jugaron un rato en los toboganes haciendo el tonto y, cuando se cansaron, decidieron sentarse en un banco mientras veían a un par de perros enormes corretear. 
Parece ser que Ed notó que la imbécil tenía frío, y se pegó a ella. La abrazó. Le acarició el pelo y la cara. Se acercaba. Juliet se moría. 
Tras unos minutos agradablemente agónicos, Juliet decidió recostarse sobre el hombro de Ed. Él seguía mimándola de esa manera y jugando con ella. En un momento dado, le hizo cosquillas en el costado y cuando Juliet fue a reírse, la besó. 
El cerebro de la señorita Armstrong se colapsó, explotó y desconectó. Lo único que sonaba en su cabeza era: "respira, Juliet, respira, aire, la nariz, muy bieeeeeeen". 
Ed la cogió por las manos, la miró a los ojos directamente y le dijo muy sinceramente: "July, creo que siento algo más por ti. No quiero que nuestra amistad se vaya a la mierda, pero no puedo seguir así. Muchas veces me había planteado mis sentimientos, pero a raíz de dejarlo con (la zorra innombrable, sí, *inserte insultos diversos aquí*) P, me he dado cuenta de que la chica con la que siempre había soñado eras tú."
Y después de unos últimos segundos de tierna incredulidad, Juliet L. Armstrong sonrió de oreja a oreja, abrazó fuertemente a Ed y le dijo que le quería. 



Todo iba a ser muy nuevo para todos, pero ambos parecían felices con todo esto. Simplemente espero que Ed y Juliet duren mucho, creo que se lo merecen. Respecto a Oliver, hemos de admitir que está hundido, pero no todo podía ser para siempre en la situación que existía. Aunque todo el mundo parecía empezar a ser feliz poco a poco.

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