False hopes?

En anteriores episodios de la desastrosa vida de Juliet L. Armstrong, había que destacar que ésta se había declarado a Oliver, y éste había confesado que existía algún sentimiento especial hacia ella al mismo tiempo que hacia su novia. También era destacable en la entrada anterior que seguía igual de cariñoso con Juliet.
Pues bien, prosigamos con esta absurda historieta...
Domingo, día de maravillosa protectora. Uf, aquello daba vida a Juliet, ¿qué haría ella sin ese lugar en el que había conocido a tanta gente (y lo que no es gente) importante en su vida? Además hacía cosas útiles a cambio de nada, y eso era reconfortante interiormente. Realmente Juliet que estas eran las cosas por las cuales uno era mejor persona o se sentía mejor interiormente; eso de ir a misa y rezar le parecían estupideces. Hacía tiempo que no creía en Dios por diversos motivos, pero jamás le perdonaría el llevarse a Carlos. Definitivamente para ella no existía; y si existía era el Dios más cruel que había existido en la historia del Universo. En fin, ya hablaremos de los pensamientos interiores de Juliet en otro post... Como decía: Domingo, día de maravillosa protectora. Esta vez, Juliet y una vecina suya eran las primeras en llegar y por tanto, les encargaron una tarea especial. Había un cachorrito nuevo, una pastora alemana preciosa a la que Juliet por su propia voluntad llamó Princesa. Juliet se encargó de sacarla al solecito del campo un rato, y mientras salía se encontró a Oliver. Nuestra pequeña salió corriendo, era la primera vez que le veía después de enviarle su confesión por error...
No vino a por ella. Una hora u hora y media después, Juliet volvió a pasar a Princesa a su sitio, en el fondo quería verle. Su corazón iba cada vez más deprisa y a veces parecía que se paraba de golpe. Abrió la puerta rápidamente y ahí estaba, delante suya. Le dió un abrazo rápido a modo de saludo y volvió a salir corriendo.

Pasó media mañana, y Oliver y Juliet estaban trabajando bastante separados. Él, de vez en cuando, se acercaba a decir cualquier tontería y abrazarla, y Juliet bajaba la cabeza. Más tarde, no se sabe cómo, se quedaron completamente solos y él siguió mimándola. Juliet no sabía si se sentía bien o mal. Evidentemente, le encantaba que Oliver la tratase así, pero él sabía lo que Juliet sentía por él, por lo que a nuestra pequeña le parecía demasiado descarado. Él le repetía muchas veces que era muy cariñosa y muy agradable, y la abrazaba y le daba besitos; la cogía en volandas e incluso le dio un masaje (que por cierto, Juliet casi entra en estado de coma). Luego se sentaron encima de unas casetas, Juliet se recostó un poco en él, y éste le acariciaba el pelo y la cara mientras hablaba muy despacito. La cabeza de Juliet iba a reventar de verdad. También Juliet observó que a veces su cara se tornaba de un ligero color rojo. "Quizá es el calor..." pensaba nuestra pequeña, aunque obviamente, ella quería pensar que era por vergüenza.
Cuando Juliet tuvo que irse, él decidió irse a casa también, no sin antes regalarle una bolsa de chucherías que le debía. Juliet fue a darle un beso en agradecimiento, y hemos de suponer que él también a ella, porque el encontronazo que se dieron de frente casi acaba en beso de verdad... Juliet rápidamente giró la cabeza y le dio un besito flojito, y se fue.

Aún sigue pensando en todo lo que pasa, no logra comprender nada... Si no se entiende ni a ella ¿cómo va a entender a los demás?


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