Soy una cámara tremendamente acorazada.

A el ser humano no le gusta pensar en los demás, es egoísta por naturaleza. Y por lo visto, yo soy de las que más. Cuando se te presenta una dificultad, por mínima que sea TE HUNDES. Porque piensas: "oh, dios mío, yo no puedo con esto, ¿y si me hago daño? ¿y si veo algo que no quiero ver? ¿y si pierdo algo que quiero?"
Y no piensas en nada más; si con tu decisión haces daño a más gente no te das cuenta, o peor, no quieres verlo. Piensas solo en tu seguridad, en no herirte, en protegerte; y te haces una coraza a tu alrededor. Y esa protección puede cagarla más que la opción alternativa.
Y yo, para variar la he cagado completamente, y me he hecho una mega-coraza-fortaleza-impenetrable que por cierto, sé esconder muy bien, por miedo. Por miedo a que me hagan daño, por miedo a cagarla y que me odien. Y por eso estoy hecha un puto lío, porque no sé si es que soy así de estúpida o tengo la capacidad de reprimir mis sentimientos como una cárcel de alta seguridad. 
Y ahora estoy acojonada, porque no tengo ni puta idea de que pensar, ni de lo que piensas tú. Porque volvemos a las andadas. Después de pensarlo mucho, quizá un viejo amor esté volviendo a salir a la luz...


No hay comentarios:

Publicar un comentario